Son muchas las naciones que están sobre la tierra. Cada una tiene una costumbre de vivir. Nosotros hemos elegido esta pequeña y humilde manera de vivir que es muy simple.
¿Porque no nos dejan vivir como nosotros queremos? ¿Por qué tienen que interferir en nuestras vidas y hacernos hacer lo que nosotros no queremos hacer? Queremos que ustedes les expliquen a los blancos esto.
Les expliquen que nosotros hemos elegido vivir como pobres.
Nosotros vivimos en armonía con la naturaleza, con la selva. En ella Ñanderuvusu (Dios) nos da todo lo necesario para comer y nos ha ensenado como relacionarnos con ella para no destruirla; para que los árboles y los animales que nos dan el sustento no se enojen, puedan seguir reproduciéndose y nos ofrezcan los alimentos que nosotros, con respeto tomamos agradecidos. Pero vienen ustedes los blancos que son demasiado vivos, demasiado inteligentes, demasiados orgullosos de los que saben hacer y no se dan cuenta que el hombre, todos los hombres, indígenas o blancos somos ignorantes, somos tontos si no hacemos lo que quiere que se haga Aquel que sostiene el mundo. Y llegaron ustedes y nos embromaron a nosotros y todavía no es difícil comprender por qué. Y nos es difícil comprender el sistema de vida de los blancos. Por eso, a ustedes los pocos blancos que nos escuchan y nuestros amigos, le pedimos que nos tengan paciencia.
Tienen que comprender que nuestra misión en este mundo es orar. Tenemos que rezar por el bienestar del mundo. Anteriormente cuando aún los blancos no habían llegado a esta tierra, teníamos también enemigos. Estábamos en lucha por la posesión de la tierra y había batallas. Pero todo comprendíamos lo que estaba sucediendo en época de guerra. Hoy no estamos en guerra, no peleamos contra ustedes, como antes pero no comprendemos lo que ocurre. Estamos confundidos. No vemos un camino y sobre todo no podemos comprender porque ustedes que hacen cosas maravillosas que dicen ser inteligentes no pueden darse cuenta que al destruirnos a nosotros se destruyen así mismos.
A nosotros nos gustaría seguir viviendo con nuestras antiguas costumbres pero ya vino lo que ustedes llaman civilización y aquello va ser muy difícil. Es difícil a ser como antes. Porque los antiguos ya se acabaron y para nosotros los jóvenes no es difícil porque es muy poderosa muy fuerte la civilización que nos oprime. Nuestro viejo sistema se está acabando. Están las escuelas, los colegios, el cuartel, el servicio militar que a todos nos lleva a servir a lo que llaman Patria.
Los que van al cuartel vienen y nos cuentan lo que vieron afuera. Ensenan a los demás con palabra y con el ejemplo cosas muy malas para nosotros. Nuestros hijos que eran buenos y respetuosos, se vuelven maleducados, roban y asesinan. Ya no les gusta más el kagüi (bebida) prefieren tomar caña la cama que enloquece y nos vuelve agresivos como los blancos. Nos es difícil conocer nuestro antiguo sistema. Ya murieron los sabios que podían enseñarnos. Hoy estamos condenados a morir y con nosotros, morirán ustedes también.
Ñanderuvusu (Dios) nos creó para resguardo de la selva. Para eso Ñanderuvusu (Dios)nos dejó la selva, la miel y todo los animales que están en ella. Para vivir en armonía con ellos. Estamos para preservar el bosque para que no sea destruido. Los antiguos murieron. Nosotros somos hombres del bosque.
No nos ensenaron a leer y a escribir porque no necesitamos poner nuestra palabra en un papel. Nuestra palabra sirve por sí sola, porque es nuestra alma. Los blancos que no saben esto necesitan poner su palabra en un papel para que se les crea. Esto significa que su palabra no tiene valor por sí sola, porque tienen un alma que no procede de Ñanderuvusu (Dios). Nosotros no necesitamos llamarnos por nuestros nombres.
Nuestro nombre es sagrado. No debe pronunciárselo así nomas por cualquier cosa. Pero como los blancos quieren llamarnos de alguna manera, dejamos que nos pongan sus nombres cristianos. Esos nombres no tienen ningún valor. Tan poco valor tiene que los blancos necesitan tener un documento que garantice la veracidad de su nombre, que de cualquier manera es tan falso como falsa es su alma.
Fuimos destinados a conocer la ley del bosque.
Nuestra sabiduría esa en comprender el cielo de la renovación de las plantas y respetarlo.
Nuestra sabiduría está en que saber que nos ofrece una planta para alimentarnos, para curar un mal o para sacar un hechizo.
Nuestra sabiduría están en el conocimiento que tenemos del idioma de los pajaros, del idioma de los animales, que nos cuentan las cosas que ocurren a nuestro alrededor, las que ocurren muy lejos, donde no llega nuestra vista ni perciben nuestros oídos.
Fuimos destinados a conocer la ley del bosque.
El día que se acabe la raza guaraní se acaba todo.
Nuestra misión es mantener al mundo vivo. Cuando nosotros terminemos, el mundo terminara. Antes vivíamos solamente en el bosque. No necesitábamos dinero. Hoy no podemos comer los animales que Ñanderuvusu (Dios) nos dio. Porque el blanco nos talo los bosques, nos sacó nuestro medio de subsistencia. Los animales huyeron, se fueron a otras regiones donde tal vez existan bosques. Los blancos se creen muy orgullosos, muy inteligentes pero ahora deben volver de nuevo a nosotros para recibir el peor de los castigos a su orgullo. Un castigo de Ñanderuvusu (Dios) por haber destruido la naturaleza. Vienen las sequías, las tormentas, los cataclismos. Nos vestíamos con plumas en la selva. La selva nos daba nuestro alimento y curaba nuestras enfermedades.
Los blancos son tan tontos tan tontos que llegaron a convencerse de la fuerza de su inteligencia, sin darse cuenta que el hombre, en esencia es ignorante.
Y cambiaron todas las condiciones, creyéndose como dioses. Ahora ya no saben qué hacer. Al talar las selvas dejo de llover. Al poner en latas los alimentos que nos roban de los bosques, vuelcan venenos nuestros ríos y nuestros arroyos. Los peces se mueren y no podemos siquiera pescar en los pocos arroyos que aún quedan con agua.
Es que Ñanderuvusu (Dios) les envió un castigo por su orgullo, para que aprendan de nosotros, los que ellos creen que somos ignorantes, a escuchar una lección de humildad.
Desgraciadamente el castigo también nos alcanza a nosotros, porque estábamos en la selva y ellos nos la quitaron.
Declaración de Simeon Delgado 1977