Hermoso paisaje, Feliz comienzo de año.
miércoles, 2 de enero de 2013
Curuguaty una historia de división
Curuguaty es un emblema
Por Clyde Soto * y Rocco Carbone **
El 22 de junio se activó la descomposición del proceso democrático paraguayo. El golpe franquista implicó menos un acto político vectorizado en contra de Lugo que en contra de la democracia paraguaya. Y si la democracia es un estado de derechos o de igualdad de derechos, con el golpe se interrumpió esa posibilidad de vivir con garantías incluso hacia los más básicos derechos. Un golpe interrumpe los acuerdos comunitarios acerca de cómo actuar y con respeto a qué sentidos hacerlo: quiebra el consenso básico acerca de cómo convivir, bajo qué reglas, y de qué manera decidir cómo se gobierna ese espacio de convivencia que es el Estado.
Hablar de democracia es enunciar una sinonimia más o menos certera de derechos humanos. Sin democracia, postular siquiera la vigencia de los derechos humanos es un imposible. No existen garantías posibles a los derechos humanos cuando prima la arbitrariedad manifiesta de quienes actúan en nombre del Estado. Y el golpe parlamentario y todo el período posterior de intervenciones públicas han sido prolíficos en actuaciones arbitrarias y discrecionales de quienes hoy ejercen un Ejecutivo antidemocrático, antipopular, antirrepublicano, cuyo accionar político se inscribe en un marco de interrupción del proceso democrático.
Por Clyde Soto * y Rocco Carbone **
El 22 de junio se activó la descomposición del proceso democrático paraguayo. El golpe franquista implicó menos un acto político vectorizado en contra de Lugo que en contra de la democracia paraguaya. Y si la democracia es un estado de derechos o de igualdad de derechos, con el golpe se interrumpió esa posibilidad de vivir con garantías incluso hacia los más básicos derechos. Un golpe interrumpe los acuerdos comunitarios acerca de cómo actuar y con respeto a qué sentidos hacerlo: quiebra el consenso básico acerca de cómo convivir, bajo qué reglas, y de qué manera decidir cómo se gobierna ese espacio de convivencia que es el Estado.
Hablar de democracia es enunciar una sinonimia más o menos certera de derechos humanos. Sin democracia, postular siquiera la vigencia de los derechos humanos es un imposible. No existen garantías posibles a los derechos humanos cuando prima la arbitrariedad manifiesta de quienes actúan en nombre del Estado. Y el golpe parlamentario y todo el período posterior de intervenciones públicas han sido prolíficos en actuaciones arbitrarias y discrecionales de quienes hoy ejercen un Ejecutivo antidemocrático, antipopular, antirrepublicano, cuyo accionar político se inscribe en un marco de interrupción del proceso democrático.
Etiquetas:
Golpe de Estado
Suscribirse a:
Entradas (Atom)